sabato 2 luglio 2022

Recuerdos de un Italiano en Londres-11

 




Así acepté vender helados y bebidas en la calle, con a mi lado una máquina frigorífica para hacer helados y una máquina de dispensación de naranja y limonada; y el uso de un lindo delantal.

En la mañana, justo en ese día, cuando todos los collares blancos y secretarias en Londres ya estaban trabajando, como acordado previamente, llamé a la Oficina para averiguar cuál habría sido mi lugar de trabajo. La suerte me echó una mano: Jim, el tipo que lideraba un gran punto de venta, se había vuelto enfermo el día anterior y eso dejaba vacante el puesto que ocupaba en una de las plazas más importantes del West End.

Cuando llegué a la tienda en Leicester Square, me presenté a un gerente árabe oriental que se llamaba Ibrahim. Echó una mirada descuidada a mi placa y me mostró mi posición en la parte trasera de la tienda, donde se encontraba la máquina "Carpigiani", la leche para hacer el helado, los conos y algunas barritas de chocolate, "opcionales" de poner encima del cono.

Además, tenìa que posicionar, justo al lado de la máquina de helados, un dispensador con dos recipientes de vidrio para refrigerante, uno para el jugo de naranja y el otro para la limonada que hacìa yo mismo con agua corriente y jugo concentrado.

Tomada la posición en el frente de la tienda, orgulloso con mi delantal blanco, comencé mi nueva aventura de vendedor de helados en la empresa Brian Buckle.

 

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